Rodando Sobre Zafiro
- D Caro Zu
- 30 ago 2023
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 27 feb 2024
No sé desde cuando existo, o desde cuándo existe algo como yo. Solo sé que me llamo Zafiro, quizá porqué brillo con el sol mientras que mi sombra solo refleja mis dos ruedas.
Todos mis días comienzan con un sonido de cascabel y unas ganas incontenibles de salir a la calle a tomar aire y sol. Ella viene por mí siempre antes del mediodía, sube en mi sillín y comenzamos a vivir. Vivir es gozar de la libertad de escoger qué calle subir o bajar, en qué momento parar... En medio de esta gran ciudad caótica, con ella sobre mí, me siento en paz.
Soy completamente feliz, pues gracias a mí ella logra cumplir con todo lo que desea. En realidad, me ha dicho muchas veces que sin mí su vida sería triste y aburrida porque soy yo, su caballito de acero, su más grande impulso.
- “Zafiro, si alguna vez deseé tener alas, el deseo se ha cumplido porque sobre tus dos ruedas mis pensamientos vuelan y mi cuerpo se eleva”.
Me dijo ella mientras pasábamos por la Calle Séptima mientras sentía las miradas de muchas personas provenientes de un bus, que parece más una jaula de pájaros que otra cosa.
Así pasan nuestros días, ella sobre mí y yo elevándola por todo el concreto, de un lado para otro, olvidando los sonidos de las bocinas que resuenan a nuestro lado, dejando atrás los autos detenidos por el tráfico absurdo que no se mueve, mirando los colores de los avisos que iluminan las calles, sintiendo el aire que pasa por nuestros cuerpos… siendo libres.
No puedo negar que es triste volver a casa, aunque es bueno tomar descansos. Ella cuidadosamente me levanta sobre una rueda y me deja preparada para que en la mañana solo sea dar el primer pedal de nuevo.
Yo apago mis luces, ella cierra sus ojos, yo me posiciono para verla, ella me abraza con su amor y me da toda su fuerza, porque sin su impulso ni ella, ni yo, podríamos rodar por Bogotá, volar por el concreto.

Publicado en:
- El Libro de la Bici (2) - 2014
Rodando sobre Zafiro. Pag 192-193.
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